Nadia Herencia

Los cuatro acuerdos

El mexicano Miguel Ruíz realizó un ensayo sobre soteriología tolteca que está basado en la sabiduría de esta cultura.

Lo que allí relata es cómo debería el ser humano tomar la vida para lograr un equilibrio emocional, mental y social, eliminando creencias heredadas y limitantes de su vida.

Para la cultura tolteca, la realidad que asumimos socialmente es sólo un sueño del planeta. Vamos por la vida creando una realidad mediante acuerdos y así, vamos poniéndole nombre a las cosas y juzgando lo que está bien y lo que está mal. Dice Miguel Ruíz que nos vamos “domesticando”.

Como consecuencia del sistema en el que vamos intentando encajar con los años y mientras crecemos, vamos dejando que el miedo entre nuestras vidas.

El miedo y las auto-exigencias son los peores enemigos de nuestro pensamiento, y por ende, de nuestra vida. Durante el proceso de domesticación nos formamos una imagen mental de la perfección, lo cual no está mal como camino marcado a seguir. “El problema es que como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Y el grado de rechazo depende de lo efectivas que han sido las personas adultas para romper nuestra integridad” reconoce Miguel Ruíz.

Para lograr el balance de entenderse a sí mismo y a los demás, la cultura tolteca nos propone estos cuatro acuerdos:

  1. NO SUPONGAS
    Utiliza las palabras apropiadamente. No des nada por supuesto, si tienes duda, aclárala; si tienes sospecha, pregunta. Suponer te hace inventar historias increíbles que solo envenenan tu alma y que no tienen fundamento.
  2. HONRA TUS PALABRAS
    Lo que sale de tu boca es lo que eres tú. Si no honras tus palabras no te estás honrando a ti mismo, y si no te honras a tu mismo no te amas. Honrar tus palabras es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces. Eres auténtico, y eso te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.
  3. HAZ SIEMPRE LO MEJOR
    Si siempre haces lo mejor que puedas nunca tendrás que recriminarte ni arrepentirte de nada.
  4. NO TE TOMES NADA PERSONAL
    Ni la peor ofensa, ni el peor desaire, ni la más grave herida; en la medida en que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. Pero el problema es de él, y no tuyo.

Libro: Los cuatro acuerdos

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