Nadia Herencia

Pensar más, medicarse menos

¿Sabías que los pensamientos sanan más que los medicamentos? Este es el cuarto año que me dedico públicamente, diríamos, a enseñar sobre espiritualidad. Digamos que me dedico a expandir la conciencia espiritual de las personas, y me encanta. Siempre busco actividades, experiencias e información para hacerles llegar a alumnos y seguidores, más información sobre este apasionante mundo.

Encontré una entrevista a Bruce Lipton, quien es doctor en biología celular y fue pionero en la investigación de células madres. Donde cuenta que su mayor trabajo fue identificar que la mente y los pensamientos sanan muchísimo más rápido y mejor que los medicamentos y las drogas.

La entrevista es sumamente larga y muy interesante, que si deseeas leerla te la dejo en aquí, lo que quiero es hacerles llegar este pensamiento que me pareció increíblemente cierto y real.

“La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se llama placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.

Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate?  Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.”

Si pusiéramos más conciencia y atención en todo lo que nos decimos, en ese diálogo interior que tenemos todos los días, ¡viviríamos sanos! Las células se re-generarían con tanta facilidad, que ni siquiera envejeceríamos… Pensalo.

Nadia Herencia

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